viernes, 12 de septiembre de 2014

Roto

La distancia es relativa, eso es lo que dicen, es lo que quieren hacerme creer. Pero conozco la verdad. La distancia es un vacío, es un hoyo lleno de oscuridad que es medido en kilómetros cuando en verdad debería ser medido en latidos.

Bum. Todas las caras que reconozco juntas otra vez y yo aquí sentada en una esquina solitaria. Nadie se da cuenta, pero la herida se abre.

Bum. Nuestra canción suena en la radio, esa que nos tenía a todos con las manos arriba y con las caderas sin parar. Bajo el volumen porque ahora no tengo nadie con quien bailar. La grieta se hace más grande.

Bum. Una foto abrazándonos, ese abrazo en grupo en un país extranjero, se cae del álbum casi queriendo hacerme sangrar más rápido.

Bum. Releo viejas conversaciones que duraban horas planeando tardes que acababan con nosotros tirados en el suelo riendo y deseo ser la que llegaba pronto a todos lados y tenía que esperar con el aire frío de la montaña alrededor otra vez. Mis pies ya no me pueden sostener y me dejan caer.

Bum. Encuentro un bolígrafo viejo en mi bolsa, el que escribía todos los secretos, sonrisas, ideas y momentos en esa clase. Lo tiro mientras las gotas caen con el.

Bum. Una escena de esa película que actuamos está en la tele, me veo a mi misma en el personaje y veo las risas, los bailes, las melodías sin ritmo, los graciosos disfraces en los colores de la película. Grito mientras me rompo en dos mitades.

Bum. Huelo el aroma de nuestra libertad, gozo y alegría. Tardes infinitas en el parque hablando de nuestros futuros. Mis brazos me arropan para intentar evitar que los trozos se rompan aun más.

Ya no late, ha parado y siento desolación. La distancia me ha abrumado y me ha robado la parte más importante de mi ser; no parece dispuesta a devolverla.