Te echo de menos.
No como en las películas tristes mirando a la lluvia y llorando desconsoladamente.
Sino en el día a día.
Cuando ando por la calle y veo manos entrelazadas.
Cuando me voy a dormir y mis buenas noches son tus buenos días.
Cuando leo alguna frase que te recité.
Cuando el viento me roza y no estás tú para arroparme.
Te echo de menos en las pequeñas cosas y en los grandes momentos.
Te echo de menos como en los libros, con simpleza y una nostalgia agridulce.
Te echo de menos con mis palabras.