sábado, 15 de julio de 2017

Femenina

Tengo una sopresa, y no es lo que llevo debajo de la ropa.
Tengo un secreto, y no son mis dulces caricias a tus expectativas.
Tengo una palabra, y no es un sí a tus leyes y tradiciones.

Mi sorpresa es un grito que va a romper esta jaula de cristal hecha por aquellos que creen que no tenemos suficientes palabras como para hacer rajas en sus convenciones. Cuando la jaula explote, no nos vais a contener, a ninguna. Ni a la de piel blanca, morena, oscura. Ni a la que lleva el pelo suelto, recogido, cubierto. Ni a la que vive en ciudad, en el trópico, en la sábana, en la guerra. Ni a la que no quiere perseguir una familia, una tradición, una religión. No nos vais a contener.

Mi secreto es un gesto que es visto en todas las portadas. Ese gesto no va a permitir que nos pongan normas a nuestros cuerpos, correremos hasta alcanzar la liberación física y el poder decir un no rotundo, que se escuche en hasta en las nubes y que no sea cuestionado. Tiraremos vuestros prejuicios y opiniones por la cima de la montaña más alta, y nuestros cuerpos serán obras de arte, hechas por nosotras y para nosotras, no para museos.

Mi palabra es un paso contra la creencia en la delicadeza y la inaptitud que cierra la puerta en nuestras caras y deja la llave al otro lado. Se nos abrirán todas las puertas, al liderazgo, a la creatividad, a la ciencia, a la fuerza, y a la igualdad absoluta. No nos callaremos hasta que no llegemos al otro lado de la puerta, donde no hay roles sino una sociedad en la que todo género sea igual.