miércoles, 7 de septiembre de 2016

6 de septiembre

Entre los árboles y los coches, ella andaba pensando en la vida, sin una ruta en la mente. Sus pies la guiaban hacia la arena, donde el silencio de la noche la esperaba. Con el viento caliente en la cara y música en sus oídos, siguió dando pasos hacia adelante. Llego hasta donde las olas caen y con ellas se cayó su miedo. Metió los pies en el agua y el dulce frío le revolvió las dudas y se las llevó con la marea. En el trance de las estrellas, salpicó el agua y su risa llegó a mover las pocas nubes que había en el cielo. Desnudándose del presente y de su ropa, se adentró hasta la oscuridad del lago, donde la única presente era ella. Se dejó caer y el agua la arropó, haciéndola sentir entera, encontrada, afortunada. Esa noche en el lago, saliendo del agua, se sintió entendida por la vida otra vez.