domingo, 24 de agosto de 2014

Al ritmo de las gotas

Música en mis oídos, la letra de mi canción favorita ahora tiene un significado diferente, más intenso. Mientras el ritmo aumenta, las olas crecen y toman otra tonalidad de azul. Un azul fuerte, oscuro, que quiere hacerse notar; como el resto de esta enorme ciudad. El lago sin fin me está diciendo que me prepare para esta nueva etapa; que empiece a explorar poco a poco el olor del agua, las ventanas de los edificios que llegan hasta el cielo, a donde yo me tengo que subir para observar lo desconocido.

Meto los pies en la arena, como si ésta fuera a salvarme de lo que viene, aunque mi mente me asegura que será bueno. Porque todo fin da lugar a un nuevo comienzo, y yo comienzo aquí, mirando al horizonte. Con este nuevo año no me da miedo correr bajo la lluvia que cae yendo de vuelta a casa, una lluvia de oportunidades, de nuevas alegrías, retos, personas... Este vendaval me golpea en la cara, un viento que no tiene límite, que corre rápido intentándome parar, pero yo sigo y seguiré con una sonrisa en la cara saltando entre los charcos. Cada día de mis 17 será único.