Música en mis oídos, la letra de mi
canción favorita ahora tiene un significado diferente, más
intenso. Mientras el ritmo aumenta, las olas crecen y toman otra tonalidad
de azul. Un azul fuerte, oscuro, que quiere hacerse notar; como el resto de esta
enorme ciudad. El lago sin fin me está diciendo que me prepare para
esta nueva etapa; que empiece a explorar poco a poco el olor del agua, las
ventanas de los edificios que llegan hasta el cielo, a donde yo me tengo que
subir para observar lo desconocido.
Meto los pies en la arena, como si ésta fuera a salvarme de lo que viene, aunque mi mente me asegura que será bueno. Porque todo fin da lugar a un nuevo comienzo, y yo comienzo aquí, mirando al horizonte. Con este nuevo año no me da miedo correr bajo la lluvia que cae yendo de vuelta a casa, una lluvia de oportunidades, de nuevas alegrías, retos, personas... Este vendaval me golpea en la cara, un viento que no tiene límite, que corre rápido intentándome parar, pero yo sigo y seguiré con una sonrisa en la cara saltando entre los charcos. Cada día de mis 17 será único.