domingo, 7 de diciembre de 2014

Nadie habría

Hace un año, nadie me habría pintado en las calles de esta ciudad. El invierno me habría dicho que volvería a ver la nieve en la montana, mi ventana me habría ensenado la última luz después de un día entre libros y mi mente me habría convencido que no andaría por las mañanas.

Hace dos años, nadie me habría visto con un cuaderno en la mano. El bolígrafo y las líneas no se habrían convertido en mis adicciones. Los pupitres y papeles me habrían propuesto dirigirme a la historia y las notas me habrían susurrado que mi futuro estaría en lo familiar y monótono. Mi mente me habría convencido que yo estaría en la cima.


Hace tres años, nadie me habría dicho que tendría a quien echar de menos. Mis errores me habrían murmurado que estaría en soledad. Mis locuras me habrían dicho que sería independiente. El comienzo de amistades y casualidades me habría comentado lo contrario.


Hace cuatro años, nadie me habría visto con la toga y el birrete en la puerta. Hace cinco, nadie me hablo de la incertidumbre. Hace seis, nadie me habló del primer amor. Hace siete, ocho, nueve… 


A los diecisiete años, nadie me para cuando digo que quiero más, nadie evita que me tropiece con las piedras, nadie me dice que hay que vivir el presente. El presente que al minuto se convierte en pasado. El pasado que no dejamos que se escape, el pasado que deseamos que nos diga el futuro. El futuro, un mundo incierto, que si lo piensas demasiado te marea, pero si permites que te lleve te dejara caer.


Hace un día, nadie me habría encontrado aquí, en frente del espejo, intentando decidir en qué día vivo.