lunes, 28 de septiembre de 2015

El secreto del tiempo

A veces entre el café del lunes y la cerveza del viernes, me paro en el tiempo y respiro el tic toc del reloj que parece no saltarse un segundo. Entre los sorbos agrios sonrío a la mañana fría del fin del verano y camino entre los pilares de mi nuevo hogar. Con la cafeína de la mañana me despierto del sueño de la tranquilidad y me adentro al mar de la viveza y urgencia constante. Mis pies de madrugada me desplazan por el césped rociado de soledad entre amigos y pasión entre las simplezas. Mis manos intranquilas me ayudan con la rutina dinámica y mis ojos me introducen a la vida adulta.

Entre los sorbos fríos del fin de semana canto entre extraños con caras felices. Con la claridad de la noche me olvido de pensar y me dejo llevar por las consecuencias. Mis pies de medianoche no quieren parar de moverse entre diferentes rosas en las calles y granos en la arena. Mis manos intranquilas me llevan por las rocas de lo desconocido y mis ojos me animan a pensar en el ahora y no el sol del día siguiente

A veces entre el café del domingo y la cerveza el sábado, miro al calendario y le doy las gracias por dejarme aprovechar cada momento con miles de emociones corriendo a mi lado.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Cicatriz

Son las tres de la madrugada y aún escucho tu nombre. Mirando la pared sin color tu sonrisa traspasa mi noche en vela mientras mi mayor deseo es dormir y olvidarme de los meses desolados sin tu roce en mi cintura.

Los diablos de las doce todavía no se han ido, siguen ahí, escondidos entre las cicatrices del agosto. Me hablan con poemas que relatan lo que podría haber sido pero fue arrancado de mi mano. Me gritan palabras esparcidas sobre el viaje eterno. Me miran con ojos profundos, llenos de satisfacción al ver mi nostalgia.

Son las cuatro de la madrugada y aún respiro tus te quiero, aunque llevo meses sin escucharlos. No sé qué es peor, si pretender que la cuerda no existe o volver a empezar.