sábado, 15 de julio de 2017

Femenina

Tengo una sopresa, y no es lo que llevo debajo de la ropa.
Tengo un secreto, y no son mis dulces caricias a tus expectativas.
Tengo una palabra, y no es un sí a tus leyes y tradiciones.

Mi sorpresa es un grito que va a romper esta jaula de cristal hecha por aquellos que creen que no tenemos suficientes palabras como para hacer rajas en sus convenciones. Cuando la jaula explote, no nos vais a contener, a ninguna. Ni a la de piel blanca, morena, oscura. Ni a la que lleva el pelo suelto, recogido, cubierto. Ni a la que vive en ciudad, en el trópico, en la sábana, en la guerra. Ni a la que no quiere perseguir una familia, una tradición, una religión. No nos vais a contener.

Mi secreto es un gesto que es visto en todas las portadas. Ese gesto no va a permitir que nos pongan normas a nuestros cuerpos, correremos hasta alcanzar la liberación física y el poder decir un no rotundo, que se escuche en hasta en las nubes y que no sea cuestionado. Tiraremos vuestros prejuicios y opiniones por la cima de la montaña más alta, y nuestros cuerpos serán obras de arte, hechas por nosotras y para nosotras, no para museos.

Mi palabra es un paso contra la creencia en la delicadeza y la inaptitud que cierra la puerta en nuestras caras y deja la llave al otro lado. Se nos abrirán todas las puertas, al liderazgo, a la creatividad, a la ciencia, a la fuerza, y a la igualdad absoluta. No nos callaremos hasta que no llegemos al otro lado de la puerta, donde no hay roles sino una sociedad en la que todo género sea igual.

martes, 21 de marzo de 2017

Primavera

El reloj entre la hierba
el verde crece
y lo esconde

Con mugre en mis manos
arranco el tiempo de la tierra
porque nunca hará que flores crezcan

El bosque tiembla
con miedo a las horas
que sólo traen la oscuridad
y se llevan la magia
de los árboles encantados
de las hojas de colores
de la esperanza de quedarse con un sueño
que no escape con los días

martes, 31 de enero de 2017

Aire

Sueños desnudos.
Ojos claros.
Manos frías.
Palabras entre las sábanas,
deslizándose por los recuerdos.

Un sol mentiroso,
escondido en el invierno.
Un paraguas caído.
Memorias sueltas bailando entre las ruedas.

Besos rosas.
Deseos muertos.
Pies dolidos.
Palabras entre las estrellas,
deslizándose por el ayer.

Una luna miedosa
escondida en el tiempo.
Un gato frustado.
Memorias sueltas cantando entre los charcos.

Dos cuerpos vencidos.
Ojos tristes.
Manos entrelazadas.
Palabras entre la esperanza
deslizándose por el adiós.

lunes, 23 de enero de 2017

El bosque

Me acuerdo de aquella noche de invierno. El viento estaba silbando la canción de la película de terror que rondaba en mi cabeza. Mis ojos estaban abiertos, intentando descifrar el significado de la sombra en el techo. Pero no lo conseguían. A fuera de las cuatro paredes de mi habitación el silbido crecía al acariciar los árboles. Las imágenes azules de la película crecían en intensidad junto al silbido, cada vez teniendo más presencia en mis pensamientos.

Recuerdo dar vueltas entre las sábanas cuando la imagen del bosque apareció entre las otras. Intenté encontrar una posición en la cama que me hiciera sentir a salvo. Pero la chica andando perdida entre los árboles, chillando por no encontrar su camino, hizo que cada parte de mi cuerpo sintiera frío y que mi cama se asimilara a las rocas entre el barro de aquella escena. Cerré los ojos y me tape los oídos con la intención de bloquear los horrores. El viento pareció saber mis deseos y los contradijo. Con el poder de su canción, hizo que el cristal en la ventana traqueteara y la ansiedad en mi pecho creciera.

En mi mente, andaba por el bosque junto a la chica, me sentaba a su lado cuando sus piernas cedían y chillaba cuando ella gritaba que no quería soledad. Yo miraba a nuestro alrededor buscando algo con que poder ayudarla a encontrar el calor. Pero solo me sentía más fría con cada segundo, y sentía las lágrimas correr por mis mejillas. Mi cabeza, pegada a una almohada mojada, me evitaba pensar en la luz del día siguiente, solo me dejaba adentrarme en la soledad de la película. Consiguió hacerme caer. Abrí los ojos y la sombra en el techo estaba pegada a mi cara. No pude chillar, ya que el silbido del viento me quitó la voz.

El bosque, la oscuridad y la chica ya no eran parte de una película, sino de mis memorias de aquellos días viviendo en la soledad.

domingo, 8 de enero de 2017

Desaparición

Cada vez que estoy cerca de la meta, la gente desaparece y me quedo sola. Lleva pasando durante días, la soledad acechándose en mis sueños. Estas pesadillas son incoloras, rodeadas por un gris aburrido, lleno de remordimientos y palabras que se dijeron mal. Cuando me despierto, mi almohada está fría y rígida.

Me quedo despierta con el miedo a mi lado, susurrándome sobre todos los momentos que he dejé pasar entre mis manos, todas las sonrisas pretendidas, todas las calles por las que no he pasado. Intento cubrirme los oídos y cortar las voces en mi cabeza que están de acuerdo con el miedo. Pero no puedo. Miro al techo y pido soñar sin pesadillas, estar despierta sin remordimientos.


Me siento en el banco con la tristeza a mi lado, hablando de las oportunidades que dejé pasar, todas las lágrimas que he llorado, todas las veces que me he caído. Intento levantarme y cortar las voces en mi cabeza que están de acuerdo con la tristeza. Miro a las hojas caídas y pido andar sin lluvia, ver el cielo azul.

Cada vez que creo que veo el sol una nube gris toma su sitio y mi luz se desvanece. Lleva pasando durante días, la oscuridad presente en mis días. La lluvia cae alrededor mía sin fin, y estoy rodeada de remordimientos y palabras que se dijeron mal. Cuando abro mi paraguas, se rompe y me empapo hasta que mis huesos sienten el frío.

Cada vez que respiro, me rompo un poco por dentro.