sábado, 9 de enero de 2016

El sol de Los Ángeles

Salió el sol y la vi salir a ella. La chica morena y con ojos claros parecía perdida; su andar la delataba como turista buscando la belleza en la ciudad de la conmoción. La seguí entre las calles desorganizadas, mientras ella observaba los colores que una vez había usado para pintar la imagen de su hogar. Con su cabello largo y los zapatos viejos, se paró en la fuente en el medio de la plaza. La ví respirar el aire caliente, y reír cuando la música llegó a sus oídos. Junto al agua cristalina, y personas desconocidas, estuvo sentada durante horas. Parecía estar esperando a que la memoria la llevara lejos de la perdición. A las doce del mediodía la vi levantarse del banco de bronce. Su cara se iluminó. Sonrió como si hubiera descubierto su sonrisa por primera vez. Miré hacía la dirección de su sonrisa y vi tres pares de ojos que la sonreían de vuelta. El mayor abrazo entre las cuatro chicas jóvenes ocurrió en medio de aquella plaza.

El cielo azul fue testigo del rencuentro de amistades eternas. Junto a las almas conocidas, la chica morena ya no se mostraba perdida, sino radiante, con el sol dándole en la cara como aquellas largas horas pasadas en el césped hace años. Riendo entre memorias, las jóvenes volvieron a ser las mismas que cuando se separaron y, gracias al cambio en la ciudad de ángeles, prometieron seguir haciendo tonterías entre las tiendas y bailar cuando la distancia y el tiempo las volviera a separar.

Observé a la chica morena de ojos claros hasta que el sol se fue. Reí a la distancia cuando la vi cantar sin importarle los años, y lamenté la ausencia de días eternos cuando la vi correr entre los libros hasta llegar a leer el diario de los años pasados. Sus compañeras, todas brillantes junto a las estrellas, le enseñaron la letra de la canción que ella no había escuchado, y al final del día formaron la canción que durará otros ocho años.

domingo, 3 de enero de 2016

Junto a las olas

Mientras miro el mar, veo como las olas se llevan un año lleno  de memorias, En la arena están escritos los meses, y poco a poco la marea los borra, dejando espacio para los siguientes números del calendario.

Enero está escrito con una letra rápida, descuidada. Marcá el principio de unos meses perdidos, confusos entre el corazón y la mente, el querer y el poder, el pasado y el futuro. Las olas se llevan enero con despreocupacíón.

Febrero es más legible, monstrando la rutina, la nieve helada, y la fortaleza de la amistad. Pero este mes se va con tristeza, también relatando los deseos perdidos y las oportunidades decaidas.

Marzo está escrito con elegancia, sabiendo que fue importante en dejar una marca en el futuro para siempre. Esperanzas hicieron que marzo fuera escrito junto al sol, pero puertas cerradas hacen las olas se lo lleven hasta el fondo del océano.

Abril se ve en dos idiomas, monstrando la desesperación por saber qué dirección tomar junto a mi vida. En español y el inglés confunden, y hacen que las olas se muevan como se me movió a mi el camino en aquellos días eternos.

Mayo está escrito con dorado y rojo. Sus letras no quieren ser borradas de la orilla, ya que sus mejores momentos hicieron que el año pudiera ser escrito. Mayo relata los cuentos de puestas de sol en el lago azul, metas conseguidas, y amistades eternas.

Junio es reluciente, brillante y grande. Junto a junio están escritos un final esperado y nostálgico, y un principio con corazones y un amor persistente. 

Julio está escrito junta a letras de música, por haber sido cantado, brevemente pero con fuerza y pasión. A julio las olas lo borran cantando.

La letra de agosto es delicada, maracando aventuras llenas de colores. Este mes habla de los tesoros de la vida: los cafés de ciudades desconocidas, el rugido del viento a viajar, el andar por calles tranquilas, la dulzura de un amor de opuestos, el principio de un nuevo capítulo y el primer paso como adulta.

Una vez que las olas se han llevado agosto, se ven septiembre, octubre y noviembre escritos juntos, los cuales fueron impresionados por la rapidez de las semanas y el caos de una vida organizada. Subieron, bajaron, sonrieron, conocieron, quieron, se enamoraron, cantaron, bailaron y corrieron. Las olas se los llevan juntos.

Diciembre se ve escrito a la perfección, dispuesto a acabar el año con memorias permanentes e ilusiones para el futuro. Diciembre vibra junto al mar, sabiendo que lo vivido junto a él nunca será olvidado. Las olas vacilan antes de borrarlo, marcando el final de los doce meses que cambiaron el ritmo de las olas.

El año ha corrido como el agua, ha subido y bajado como la marea, ha visto amaneceres y atarcederes con agua dulce y agua salada. Mi año se ha movido, me ha hecho vivir con los pies frios y el corazón caliente.